Madrina de la trova cienfueguera

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Madrina de la trova cienfueguera

Por: Alfonso Cadalso Ruiz
17 de mayo del 2002

Nos dijo Martí que "Honrar, honra". Por ello, considero justo referirme a una personalidad que con humildad y luz propia, pertenece a lo mejor del patrimonio musical de Cienfuegos. Mujer de trato afable y pronta a la sonrisa, guitarra en mano colmaba de notas musicales la Calzada de Dolores. Fue aquel instrumento su más entrañable amistad, probable confidente de sus sentimientos más profundos, convertidos por el accionar de sus dedos sobre las cuerdas en clave íntima esparcida al viento.

Esta mujer de quien hablo fue Adolfina Lazo Godo, Madrina de la Trova Cienfueguera. Apenas siendo yo un niño de diez años, tuve la suerte de conocerla; en aquel entonces mi corta edad no me permitió apreciar en toda su magnitud la persona que tenía ante mí. Han pasado más de cuarenta años, y les confieso sentirme dichoso por aquel encuentro del que, afortunadamente, me queda un grato recuerdo. Era ya entonces Adolfina una ancianita atenta, modesta y activa, con un entusiasmo capaz de contagiar a cuantos le rodeaban. A la distancia de los años he pensado mucho en ella y me di a la tarea de indagar sobre su vida y obra. Por un consecuente sentido de la justicia, considero oportuno e impostergable escribir acerca de ella. Su memoria no merece dormitar como un antiguo recuerdo disperso, o en la simple alusión de los muchos que, agradecidos, de vez en cuando la nombran.

Allí en Calzada entre Gloria e Industria, más bien casi llegando a la esquina de la calle Gloria, a pocas puertas, se le escuchaba hacer sonar su guitarra y la gente del barrio se asomaba a verla, rodeada de personas que hicieron de la música un elemento consustancial de sus vidas. Procedían de todas partes y orígenes, jóvenes deseosos de aprender a tocar la guitarra, así como otros ya conocedores, que se unían a las deliciosas tertulias donde música y poesía eran una misma cosa. Adolfina recibía a todos con entusiasmo y afectos, a todos los que así lo deseaban, les enseñaba a tocar la guitarra y con muchos de ellos organizaba sus propios grupos.

Adolfina fue la hija de Pancho y Mercedes. Pancho Lazo fue un conocido decorador y maestro de guitarra, mientras Mercedes se dedicaba a realizar bellos bordados. Por eso Adolfina fue la síntesis de dos seres que cultivaron la belleza desde diferentes vocaciones. Me contaron que Pancho compuso un Capricho titulado "Celia Mía", y que Adolfina lo cantaba a dúo con su hermana Ismenia, quien hacía la voz prima mientras Adolfina tocaba la guitarra y llevaba la voz segunda. Aquella pieza escrita en Si Bemol Menor era dificilísima de tocar en la guitarra, pero Adolfina la lograba magistralmente.

 

 

 

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