Ciudad de paseos encantadores

La ciudad de Cienfuegos fue construida por colonos franceses en 1819. Dado que esta era gente dada muy en serio a los afanes estéticos, y estando vigente por entonces las leyes de Indias, se armó por entonces una mezcla que llevó a la multiplicación de amplios y rectos paseos y amplias plazas, bordeados de galerías techadas dispuestas al paseo resguardado del sol tropical, y por lo tanto, la villa terminó siendo el paraíso de las columnas.
Otro de los ingredientes que imbuyeron la época fue el neoclásico. De esta manera, resultó enriquecido el paisaje con los recursos expresivos que remedaban los que se habían manejado en la antigua Grecia (donde se le había concedido a esta estructura alta y delgada, preponderancia sin par) y del imperio romano, sin olvidar los gustos medievales y arábicos, y hasta alguna que otra remembranza de los templos chinos y japoneses, en este caso talladas en finísimas maderas.
Pero estas erectas vecinas no se exilaron en las calles, e invadieron los interiores, llenando los salones, las casas todas, los colegios e iglesias, las salas teatrales, llegando a todos los lugares construidos. Tal fue su impacto, que no se pudo sustraer de su empleo abundante la arquitectura moderna, que en su versión prefabricada la sigue utilizando como soporte estructural y elemento compositivo.
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